En los últimas semanas, han ocurrido dos sucesos, merecedores de análisis, ya que en estos dos hechos se determina el comportamiento de la derecha y la izquierda.
El primero de ellos, fue la entrevista que Andrés Manuel López Obrador ofreció a Televisa en el espacio noticioso de Joaquín López-Dóriga realizada el 16 de noviembre, en donde el ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, explicó sus razones de ir a la televisora de Emilio Azcarraga y su descontento con esta empresa por apoyar incondicionalmente al ex Gobernador de Estado México, Enrique Peña Nieto. La entrevista causa tanta expectación que inmediatamente en varios portales de Youtube se volvió uno de los videos más reproducidos. El punto central es el siguiente: AMLO durante esta entrevista manifestó que su proyecto representa amor, que hay que dejar de lado el odio que tanto mal le ha hecho a la sociedad mexicana e instaurar una “república amorosa”, dicho termino inclusive fue elogiado por el conductor López-Dóriga, aunque debo manifestar que AMLO pronuncio por primera vez este termino en su discurso cuando se dio a conocer los resultados de la encuesta que definiría al candidato de las izquierdas a la presidencia de la república (periódico La Jornada 16 de noviembre de 2011).
Sin embargo el impacto no fue el mismo, o el que se esperaba, sino hasta acudir a la televisora. Esto se da por dos cuestiones, la primera es porque la televisión es el medio de comunicación más consultado por los mexicanos para informarse, así lo dice la encuesta realizada por la empresa Indicadores S. C. Donde informa que 64% de los mexicanos aseguran no leer periódico, mientras que sólo 1 de cada 10 ciudadanos afirman consultar los diarios todos los días (portal de internet EjeCentral.com.mx 1 de diciembre de 2011). Y la segunda, es porque AMLO llevaba casi cinco años vetado de Televisa, y el interés por parte de la sociedad de ver una vez más al tabasqueño fue tal que la frecuencia de Televisa fue consultada por una gran cantidad de ciudadanos.
Pese a que Televisa durante años ha hecho escarnio en contra de AMLO, este consideró estrechar la mano de los que para muchos son su enemigos, situación que tal vez incomodo a muchos de sus seguidores, sin embargo la actitud de AMLO desde mi punto de vista fue correcta, al corregir uno de sus errores del 2006, la cual fue cerrarse los medios de comunicación y decidir hacer una campaña a ras de piso.
Ahora, el segundo tema que abordaré es la reacción que tuvo el gobierno de Felipe Calderón ante los 23 mil ciudadanos que firmaron la iniciativa de llevar a juicio penal al jefe del ejecutivo, ante la Corte Penal Internacional (CPI) por las más de 50 mil victimas de la lucha contra el crimen organizado. Dicha denuncia ciertamente se da en un marco desfavorable para el Partido Acción Nacional, porque se presenta justo al comienzo del proceso electoral que elegirá al sucesor de Calderón.
Sin embargo lo lamentable de ello, no es la denuncia que realizaran los más de 23 mil mexicanos, quienes están en su derecho de expresar su descontento ante la estrategia que Felipe Calderón y su equipo de trabajo han tomado para enfrentar al crimen organizado. Sino más bien fue la respuesta que tuvo la administración de Calderón al emitir un comunicado donde en pocas palabras amenaza a los firmantes de calumniar las acciones de su gobierno y al jefe del ejecutivo. Una reacción típica de los gobiernos autoritarios, en donde cualquier expresión de rechazo o descontento en contra de sus acciones de gobierno, las descalificaban mediante el uso de la fuerza, en este caso, Calderón los amenazo con el uso del Estado, mediante una demanda, sutiación todavía peor, porque el Estado o las instituciones que conforman a este, deben garantizar la protección de sus ciudadanos, no la agresión hacia ellos.
Sin embargo el discurso de la derecha y la ultraderecha siempre se ha fincado en el golpeteo, la conservación de un estatus u orden propuesto por ellos y abogar el bien colectivo en nombre de una deidad (dios o religión), el caso mexicano no es la excepción, Calderón desde que inicio su campaña de odio contra AMLO en el 2006, dio claras muestras de que no sólo AMLO era un peligro para México, sino todo aquel que votará por el tabasqueño o que estuviera en contra de las medidas que tomará Calderón.
Así es que las medidas que Calderón ha tomado, no deberían sorprendernos, porque es parte del comportamiento de la derecha y la ultraderecha, quienes en los últimos años han llevado al pueblo mexicano a varios situaciones, la primera de ellas es el miedo, al instaurar una política de militarizar las calles del territorio nacional, la segunda, es la censura o nula libertad de expresión, al frenar a todos aquellos medios o personas que critiquen su gobierno y tercero, uso del poder del Estado en contra de los ciudadanos, quienes no son criminales para se acusados de esa forma y quienes tienen el derecho de expresar su sentir.
Ante ello, no me gustaría desalentar a la sociedad, pero lo que si pretendí en esta columna es contrastar los discursos, primeramente el de la izquierda representada por AMLO y el segundo por la derecha encabezada por Felipe Calderón, para que el lector juzgue y valore los potenciales que puede tener un gobierno de derecha y uno de izquierda.
publicado en http://www.sdpnoticias.com/columna/6221/El_discurso_de_la_derecha_y_de_izquierda_1
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