jueves, 31 de marzo de 2011

TERREMOTO Y TSUNAMI DE INFORMACIÓN

Por: Luis Ángel Hurtado Razo


El 11 de marzo de 2011 a las 14:46:23 (hora de Tokio, Japón), la sociedad japonesa fue sorprendida por un terremoto de 9.0 grados en escala Richter, el epicentro del terremoto se ubicó en el mar, frente a la costa de Honshu, 130 km al este de Sendai, en la prefectura de Miyagi, Japón. Una de las consecuencias inmediatas ante tal movimiento telúrico fue un fuerte oleaje en el mar que propicio un tsunami de casi 10 metros de altura que azotó las costas de las prefecturas de Iwate y Miyagi, otro factor desencadenado de los eventos pasados (terremoto y tsunami) fue la desactivación de los sistemas de refrigeración de las centrales nucleares de Onagawa, Fukushima I y Fukushima II, ocasionando una posible fuga de radiactividad a la región y al mundo entero. Ante ello, los ojos del mundo por días estuvieron atentos a los sucesos ocurridos en Japón, desencadenando coberturas mediáticas totales. Los noticieros del mundo dedicaron sus espacios para difundir la tragedia nipona y generar una ola de pánico y terror en las habitantes donde se desataron las alertas de repercusiones del tsunami, entre ellos nuestro país. Los medios de comunicación principalmente la televisión (Televisa y Tv Azteca) en estrecha colaboración con el gobierno en turno, decidieron reorganizar la agenda mediática para poner en mayor grado de importancia lo ocurrido en la nación oriental, dejando de lado temas centrales para la sociedad mexicana, entre ellos sólo por mencionar: La intromisión del gobierno estadounidense en nuestro país, la guerra entre televisoras y grupo Carso, el operativo, rápido y furioso, la reforma en materia laboral, etc. El gobierno de Felipe Calderón en colaboración con las televisoras centró casi el 70 por ciento de su tiempo al aire en sus principales noticieros para describir y analizar en primer lugar las causas del terremoto y tsunami, y sus repercusiones en el desastre nuclear de Fukushima. Generando una ola informativa que duro una semana y media nota principal en los noticieros. Sólo se podía ver y escuchar en la televisión sobre la debacle en Japón, con ello logrando el objetivo de desviar intencionalmente el interés de la opinión pública por los sucesos que ocurrían en el oriente. Sin embargo este suceso no es nuevo en la historia mediática del país. Podemos recordar que durante las protestas poselectorales en el 2006, las marchas y el plantón colocados sobre paseos de Reforma no fueron considerados noticia para Televisa y Tv Azteca, y consideraron que el grado de importancia era mínima en comparación con el naufragio de seis meses de unos pescadores mexicanos. Con ello, los medios de comunicación y el gobierno en turno siempre han usado la teoría de la agenda-setting. Antes del suceso en Japón, Televisa y Tv Azteca centraron la discusión y el grado de importancia a la guerra en Libia y los movimientos sociales en países del Norte de África. Pero en qué consiste la agenda-setting: a grandes rasgos está teoría desarrolla como punto central la capacidad de los mass media para graduar o medir la importancia de la información que se va a transmitir, otorgando un orden de prioridad para obtener mayor público, mayor impacto, además de determinar una conciencia sobre lo ocurrido (noticia). Simultáneamente los dueños de los medios de comunicación deciden qué temas excluir de la agenda. Dicha teoría también explica el establecimiento de la agenda mediática, que a su vez es todas aquellas noticias que se deben de difundir en los medios de comunicación cotidianamente, y a las que se debe conferir mayor o menor relevancia, para poder influir en la agenda social o pública. Dicho de otra forma, ellos deciden que es noticia y que no es noticia. Que sí vende y que no vende.

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