Por: Luis Ángel Hurtado Razo
@HurtadoRazoLuis
En los últimos días en los medios de
comunicación (radio y televisión) se ha hecho un claro señalamiento
sobre la posible crisis que vive la izquierda partidista en México, esto
a raíz del anuncio que hiciera el ex candidato a la presidencia, Andrés
Manuel López Obrador, de llevar a el Movimiento Regeneración Nacional
(Morena) a la conformación de un nuevo partido político.
Este acto fue el titular de casi todos
los periódicos del lunes 10 de septiembre, y la deducción que se ofrecía
en las diferentes notas, crónicas o análisis es que existía una
fractura en la izquierda propiciada por el propio AMLO quien ya apuntala
una nueva candidatura presidencial para 2018. Lo cual podría ser
cierto, pero no quisiera destinar este espacio para hablar de la
izquierda, de la cual ya muchos han hablado.
Me gustaría enfocarme en analizar otra
crisis de la cual no se ha hablado tanto, o se habló pero se ha dejado
de lado porque la crisis de los partidos de izquierda concentró los
reflectores.
El Partido Acción Nacional, actualmente
sufre una o quizá la peor crisis electoral de su historia. Desde mi
punto de vista el panismo ha sufrido tres crisis en sus 73 años de vida.
De las cuales las dos primeras no han sido de la magnitud de esta
última, veamos por qué.
La primera se
desarrolló justamente previa a las elecciones presidenciales de 1976,
originada por el choque entre el grupo encabezado por Efraín González
Morfín quien fuera candidato a la presidencia de la República en 1970
por el PAN, y quien siguiera el legado ideológico de Manuel González
Morín, el ex candidato presidencial rechazaba los ideales propuestos
por el entonces presidente del partido José Ángel Conchello quien estaba
claramente identificado con ideas anticomunistas, pragmáticas,
electoreras, y su ferviente defensa del financiamiento empresarial hacia
el partido. Esta situación derivó el choque contra González Morfín, por
una parte Morfín consideraba seguir con las doctrinas partidarias que
se habían propuesto desde el origen del partido mientras Conchello
consideraba la entrada de nuevas figuras e ideales al partido y con ello
buscar la transformación de la agrupación política.
Sin embargo mientras Conchello se
mantenía al frente del partido, éste tenía posibilidades de buscar
llevar sus objetivos a la práctica, y tan fue así que éste convocó a
que se adelantará la Convención Nacional del PAN (la cual tendría que
efectuarse para 1976), para decidir el futuro candidato a la
presidencia.
Otra acción previa a dicha convocatoria
fue que el 2 de abril de 1975, Conchello destapara la precandidatura
presidencial de Pablo Emilio Madero, con esto, Conchello sabía que
llevaba cierta ventaja Madero a sus adversarios al tener el apoyo del
presidente del partido rumbo a la Convención Nacional, de dicho
encuentro, resultaría ganador Pablo Emilio Madero como candidato a la
presidencia, sin embargo, Morfín consideró que no existían las
condiciones para poder respaldar a Madero como candidato a la
presidencia porque éste no había obtenido el ochenta porciento de los
votos que requería por parte de los miembros del partido para ser
candidato a la presidencia, con este escenario, y siguiendo las normas
internas del PAN en donde se establecía que se requería ese porcentaje,
se llego a la conclusión de no contender a la presidencia.
Sin embargo para 1982, el grupo de
Conchello ya contando con el control del partido, decidió ahora sí
postular a Pablo Emilio Madero como candidato presidencial.
La segunda
crisis que viviera el panismo fue justamente durante los comicios
electorales de 1988, en donde apareciera una coalición de partidos de
izquierda que opacara la figura de su candidato a la presidencia Manuel
J. Clouthier y del propio panismo. Esto porque la coalición de izquierda
representaría un grupo de competencia real para el partido en el
gobierno (PRI), Giovanni Sartori menciona que “la fuerza de un partido
es, en primer lugar, su fuerza electoral” (Partidos y sistemas de
partidos, Alianza Editorial, 2005, p. 161). Por supuesto esta coalición
de izquierda tenía mucha fuerza electoral, la cual fue producto del
hartazgo de los malos gobiernos priístas.
La izquierda sería encabezada por el
hijo de Lázaro Cárdenas (ex presidente de México y general de la
Revolución Mexicana), Cuauhtémoc Cárdenas, quien decidiera un año antes
(1985) salir de las filas del Partido Revolucionario Institucional
(PRI), para contender por la presidencia de México bajo el lema de
Democratizar las Instituciones (entre ellas al propio PRI) con él como
líder de dicho movimiento surgiría el Frente Democrático Nacional (FDN),
para ser más enfático, el PAN no estaba preparado para un bloque de
izquierda que le quitara la segunda posición electoral que hasta el
momento había tenido, el surgimiento del FDN, sería un gran obstáculo
para el PAN, con ello y con los resultados obtenido en 1988, en donde
quedarían en tercer puesto. El panismo tuvo que replantear su rumbo,
más si esta agrupación deseaba ganar la presidencia de la República.
De estas elecciones el blanquiazul
aunque sufrió un gran tropiezo, supo hacer los acuerdos necesarios con
el PRI para iniciar el proceso de transición democrática, vinieron las
primeras victorias estatales, pero el PAN que contendía ya en estas
elecciones no era el que González Morín había pensado cuando decidió
convocar a su creación. El PAN que había sido el eterno opositor del
PRI, se convertiría ahora en el fiel aliado.
La alianza que firmará con el PRI, no
sólo trajo, victorias locales sino también llegaría el momento de acabar
con 71 años de gobierno priísta y darle la oportunidad a la alternancia
en el poder. La victoria del entonces candidato presidencial Vicente
Fox, fue un parte aguas en la historia política de nuestro país. Se
creyó que la derrota del PRI sepultaría a este partido. La sociedad
estaba emocionada de estar viviendo este proceso de cambio para el
país.
La esperanza e ilusión fue tan grande
que se creyó que en 6 años se terminaría con problemas como:
inseguridad, desempleo, pobreza, educación, etc.
Sin embargo el panismo demostró que no
pudo cumplir todas aquellas propuestas de campaña de su candidato
presidencial, sino que ya no era un partido distinto al que tanto había
criticado, pues ahora ya era muy parecido a éste. Los males que tanto
daño habían hecho en la era priísta no sólo continuaron sino que se
habían incrementaron. Con ello la fe en el panismo inició su camino
hacia el declive.
Para las elecciones presidenciales de
2006, el PAN ganaría el proceso electoral de la mano de Felipe Calderón,
aunque una parte de la población considerara que no hubo un proceso
electoral limpio y equitativo, con ello el PAN tropezaría con los males
que tanto había criticado, la equidad en las contiendas y la limpieza de
las elecciones que habían caracterizado al viejo régimen se harían
presentes en esta nueva etapa de la historia de México. El fantasma de
la desconfianza en las instituciones electorales se haría presente en la
etapa democrática panista de México.
Situación que minaría el siguiente
proceso electoral, además de la lucha contra el crimen organizado en
México emprendida por el presidente, derivaría un ambiente de
inseguridad, miedo y desconfianza en contra del panismo. Más la profunda
división que se estaba gestando al interior del partido derivaría que
en las elecciones de 2012, se presentara un PAN dividido, débil y
traicionado por aquellos que fueron la imagen de la victoria
presidencial en el 2000 (Vicente Fox).
La carrera rumbo a la candidatura del
blanquiazul fue tal, que a dicho proceso acudieron 9 aspirantes, de los
cuales para el mes de noviembre sólo quedarían 3 de ellos, en los que
destacaban el ex aspirante presidencial Santiago Creel, el secretario de
Hacienda Ernesto Cordero que se consideraba como el candidato del
presidente Calderón y por último la diputada Josefina Vázquez Mota. De
este proceso Vázquez Mota lograría obtener la mayoría de votos.
En esos días, se pensaba que el PAN
uniría fuerzas para que su candidata logrará la hazaña y remontará en
las encuestas, sin embargo se observo que no todo el panismo estaba
contento con las aspiraciones de Vázquez Mota. Sumado esto, más el
desgaste de la imagen de Calderón por la lucha contra el crimen
organizado. Con ello la derrota en el 2012 era casi inevitable, el
resultado para muchos panistas ya era sabido aunque quisieron ocultarlo o
negarlo.
La suma de todos estos factores son los claros indicativos de la tercera
crisis que vive actualmente el panismo. Por otra parte, después de
ello siempre cabe el posible resurgimiento, más en un partido con años
de experiencia y crisis que no lo han llevado a la desaparición.
Un claro ejemplo de la búsqueda del
cambio son las actitudes que han tomado varios panistas (el senador
Javier Corral) de oponerse a que Felipe Calderón se adueñe del partido.
Con ello, la intensión de estos panistas es aprender de los errores que
se cometieron durante esta administración.
Aunque con ello no quisiera adelantarme a
los hechos, y profetizar sobre una posible refundación del PAN, esto el
tiempo y los panistas lo dirán. El PAN está justo en el momento de
renacer o volver a tropezar con los errores que detonaron la actual
crisis y la derrota electoral que vivieron en 2012.
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